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Pandemia genera aumento de violencia delictual en Chile y en otros países de la región: Expertos analizan las causas – Emol

Los homicidios han crecido y aunque confluyen una serie de variables, la escasez de droga toma un rol protagónico. Hay alarma en organismos internacionales.

«Recrudecimiento de la violencia», «abrupto aumento de muertes», «ajustes de cuentas», y «quitadas de drogas» son frases que se han repetido los últimos meses en diversos países de América Latina, incluyendo a Chile.

Si bien cada país tiene su propia historia delictual e idiosincrasia que influyen en las cifras, al revisar los registros de los medios internacionales, la ONU y las declaraciones de autoridades, es posible notar que la pandemia también ha tenido implicancias más allá de lo sanitario.

Dos estudios de la ONU, publicados en mayo, dan cuenta de esta tendencia. El primero sostiene que «el coronavirus interrumpe las rutas del narcotráfico y genera una escasez de drogas a nivel mundial», mientras que el otro asegura que «la pandemia del coronavirus no frena los homicidios ni la violencia en América Central», entre los meses de marzo y abril.

Algunos datos a revisar: en El Salvador se reportó a fines de abril un aumento de homicidios, situación que su líder, Nayib Bukele, atribuyó a las pandillas movilizadas por reclusos o miembros de pandillas liberados durante la pandemia, por eso, tomó duras medidas en su contra.

En Argentina también hay incrementos. Un reporte del diario El Clarín señala que el primer bimestre de este año, Rosario registró 47 homicidios, la segunda cifra más alta de la década, superada sólo en 2014.

En Colombia, la cadena RCN reportó que en los primeros 5 meses del año 2020, hubo un aumento de hasta un 118% de homicidios en algunas localidades de Bogotá, mientras que a nivel general es del 61% comparado al año anterior. «Un aumento dramático», dijo al medio Carlos Fernando Galán, presidente del Concejo de la ciudad.

Recientemente, la unidad de investigación del medio colombiano El Tiempo, también reportó al menos tres bandas venezolanas operando en Bogotá, en Perú y también en Texas.

En Chile, también hay preocupación, y la dificultad de comercializar droga sería el principal factor.

«Hay un aumento del homicidio. Si uno mira los delitos de mayor connotación social, todos han disminuido, inclusive los delitos violentos, salvo el homicidio, muy relacionados a los ajustes de cuentas entre bandas. Hoy día, toda la dificultad del traslado de la droga ha evidenciado esa situación, pero eso también ha permitido que el Ministerio Público y la PDI, puedan desbaratar, porque quedan en mayor evidencia», dijo a mediados de julio la subsecretaria de prevención del delito, Katherine Martorell.

Cambio en el formato de la violencia

Es, entonces, la dificultad en la adquisición y distribución de la droga lo que ha obligado a los narcotraficantes a reconfigurar sus mecanismos para continuar con los delitos.

Emol consultó a doctora en ciencia política y académica Usach, Lucía Dammert y al cientista político y director del Instituto de Humanidades de la Universidad del Desarrollo, Guido Larson, respecto a este escenario. Si bien ambos coinciden en que aún es pronto para levantar un análisis concluyente hasta no tener datos empíricos que lo corroboren, y que hay que considerar indicadores para cada zona, entregan su perspectiva del vínculo pandemia-violencia.

«Quizás, y esta es una hipótesis, por el hecho que estamos confinados, tenemos más acceso o estamos más pendiente de cierto tipo de información, sobre todo información que tiene que ver con homicidios, y suponemos que esa información nos está diciendo algo ligado a una dinámica más transversal», indica Larson.

Al momento de analizar la relación respecto a la droga, el experto apunta a que «es cierto que hay menos droga circulando en el mercado, pero es también es contraintuitivo pensar que vayan a haber más homicidios al respecto».

Esto, porque la situación a la que se enfrentan actualmente los narcotraficantes es cómo hacer circular esta droga, «considerando que hay más policía, menos demanda por el confinamiento y los costos de hacerla circular son mayores, porque no sólo hay costo de tráfico ilegal, sino también en cuanto al virus. Ese es el problema que yo observo en el país».

Uno de los aspectos que salen a relieve es la presencia de sicarios, aunque de manera muy incipiente. Este es un factor que sí ha cambiado para Larson. «Cambia el mecanismo de violencia, ligado a los sicarios, de manera tan visible. Quizá la tasa de violencia se mantiene, pero el formato que está tomando esa violencia es lo que está cambiando».

Crímenes por encargo

Para Lucía Dammert, si bien en algunos casos algunos tipos de delitos han bajado en algunos países, tomando en consideración que las policías están enfocadas en tareas diversas, igualmente «uno puede encontrar presencia de hechos delictuales especialmente violentos en algunos territorios, no en todos».

En el caso de Chile, la socióloga y experta en temas de seguridad también enfatiza en que «existe una preocupación por el aumento de homicidios», pero sin perder de vista que la tasa es bastante baja al comparar con otros países. Pese a ello, tampoco descarta una asociación a la demanda por droga, y las implicancias mencionadas por Larson: la búsqueda de mecanismos por parte de los traficantes, para producirla o traerla, y esta problemática sí es más transversal.

 «Se nota la dificultad para traerla de los países productores, generando una diversificación de los caminos y rutas, y en estas circunstancias de confinamiento. En algunos países, pequeños grupos que tenían un equilibrio en la distribución del territorio, ahora empiezan a pelear por él, porque el que tenían no les genera los ingresos de antes», sostiene.

Por ejemplo, dice la experta, esto se puede ver en pandillas brasileñas que empiezan a aparecer en Paraguay o Bolivia, «o algunas organizaciones criminales que han salido del tema únicamente drogas y empiezan con contrabando de cigarrillos, porque es muy lucrativo y tiene menor condena».

Dammert también da cuenta de los «crímenes por encargo» que se han podido observar en el último tiempo en Chile, sin embargo advierte que hasta ahora serían «suposiciones policiales no confirmadas en una investigación criminal» y que en realidad, estamos viendo por ahora «la punta del iceberg», el que no estará despejado hasta que pase del todo la pandemia.

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