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Charla: Justicia y Desigualdad en la Literatura

El profesor y Magíster en Literatura Latinoamericana y Chilena de la Universidad de Santiago, Paolo Acevedo, revisó las principales novelas nacionales del siglo XX hasta la actualidad.

¿Es la desigualdad una problemática actual o está inserta a lo largo de la historia? Muchas veces cuando se habla de que algo es desigual se relaciona a la distribución de los recursos económicos, pero hay más formas de mirarla y analizarla, sobre todo a través de la literatura latinoamericana, especialmente la chilena.

El Instituto de Humanidades organizó la charla “Justicia y Desigualdad en la Literatura”, junto a Paolo Acevedo, profesor y Magíster en Literatura Latinoamericana y Chilena de la Universidad de Santiago.

Acevedo presenta a la desigualdad como una problemática que marca la historia de América desde su descubrimiento en 1492, permeando las expresiones de arte y narrativa nacional.

Para esto expuso tres visiones. En primer lugar, la desigualdad vital, es decir, todo lo que impide asegurar el bienestar biológico de una persona. Segundo, la desigualdad de la riqueza, el acceso a través de ciertos bienes que condicionan finalmente a ese ser humano. Y, finalmente, la desigualdad existencial, los derechos son quitados a personas según su forma de ser, valores, recursos, etc.

El experto también explicó que la literatura, en este caso, tiene como función mostrar, mediante una realidad completa o ficticia, un hecho, y de “desautomatizar” al ser humano, es decir, entrenar su capacidad de cuestionar ciertas prácticas insertas en la sociedad.

Dentro de las novelas que ejemplifican este punto, está “El Roto” de Joaquín Edwards que documenta la realidad social de Santiago a comienzos del siglo XX, y cuyos protagonistas son los obreros, mujeres y marginales que giraban en torno a los prostíbulos de Estación Central.

Luego, entre 1936 y 1970, se muestra una clase social con más voz y protagonismo: la clase obrera. Novelas como “Hijo de ladrón” de Manuel Rojas, “La Sangre y la Esperanza” de Nicomedes Guzmán, “La vida simplemente” de Óscar Castro, “El Río” de Alfredo Gómez” y “Patas de perro” de Carlos Droguett; representan a la desigualdad desde el abandono, vivir en las calles y la marginalidad.

Posteriormente, “Lumpérica” y “Mano de obra” de Diamela Eltit y “Allegados” de Ernesto Garratt, retratan la vida de los años ochenta, bajo el contexto político, económico y social que marcaron la época.

A modo de conclusión, Acevedo presentó cuatro claves para leer la desigualdad en la narrativa chilena contemporánea. Prestar atención al narrador, que generalmente son personajes que observan desde afuera o viven la exclusión. El protagonista, que en este caso es un héroe degradado por la desigualdad que vive. Si es que ocurre en un espacio abierto, casi siempre se muestra y describe esta temática en las calles, bajo los puentes o de allegados. Y las costumbres, analizar si se les cuestiona su forma de vivir o se intenta retratar una forma válida de sobrevivir a la desigualdad.

 

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