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Humanidades debatió sobre los pros y contras de la «Era digital»

Entre los temas, la charla trató la libertad de opinión, las “fake news” y rol que tienen los “influencers” en un mundo cada vez más conectado.

En Chile, según el estudio “Digital News Report”, un 77% de la población total tiene acceso a internet, de ellos un 71% usa redes sociales. Es un hecho que Facebook, Twitter e Instagram son los medios que por excelencia utilizan los Millenials y la Generación Z para comunicarse, sin embargo, son pocos los que se dan el tiempo de leer sus términos y condiciones.

Por esta razón, el Instituto de Humanidades organizó la charla “El bien y el mal en la era digital” junto a los expositores Pía Martabit, cientista político UDD y diplomado en Ciberseguridad de la Universidad de Chile; y Alberto López-Hermida, profesor UDD y Doctor en Comunicaciones de la Universidad de Navarra.

A nivel usuario, el respeto a la verdad, la mantención de la confianza y la distancia son los principales desafíos que detectó López-Hermida, entendiendo que lo que pasa en rrss no es el mundo real, aunque genere esa sensación.

“Hoy validamos si lo ocurrido respalda lo que creemos” explicó Martabit, e hizo una diferencia entre las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales, donde lo que se publica pasa por un editor, con rutinas profesionales de contrarrestar la información. Sin ello surgen las “Fake News” (noticias falsas) y sus consecuencias en el ámbito político, económico y social.

Otro tema tratado fue la libertad de opinión y el respeto en las redes sociales. Para ambos expertos, la intolerancia pasa por una falta de educación cívica. “La libertad de opinión no es absoluta, ya que no puede sobrepasar la dignidad del otro, aunque piense diferente a mí”, dijo Alberto.

Está comprobado que los “likes”, como respuesta biológica, disparan la endorfina, por ello son utilizados como método de validación social. Para Martabit, “el ser humano tiene la tendencia a ser validado, porque vive en comunidad. Ante esto las redes sociales se transformaron en un mecanismo de sociabilización, sin embargo, lo importante es no dejar de ser uno mismo”.

La actividad, que comenzó moderada y terminó en una conversación abierta entre el público y los expositores, dejó en evidencia el vacío legal que tienen las plataformas digitales y el alto valor (económico y social) que tienen los datos en el mercado.