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Última sesión del seminario De las palabras al amor: las otras correspondencias amorosas

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“De profundis: Cartas de Oscar Wilde a Lord Alfred Douglas”

Miércoles 5 de julio, Rodrigo Bobadilla, licenciado en Letras y Literatura de la Universidad del Desarrollo, especializado en literatura fantástica, presentó la quinta y última sesión del seminario “De las palabras al amor: las otras correspondencias amorosas”. La versión que continúa y profundiza el seminario “Literatura e Intimidad: grandes correspondencias amorosas del Siglo XX”, organizado por el Instituto de Humanidades en 2014.

Es un cierre magistral al seminario que dio el profesor que recibió agradecimientos y felicitaciones del público. Ante todo, se preocupó de saber si la audiencia conocía a Oscar Wilde, muy atento a que todos puedan entender, seguir y participar de su clase. Introdujo brevemente la sesión cuyo corazón fue “De Profundis” que, según Rodrigo Bobadilla es: “Quizás la más grande carta de amor que se ha escrito en el mundo de la literatura.” Para entender a la obra y al escritor, “símbolo del esteticismo” del Siglo XIX, resumió el contexto histórico en el cual nació Wilde. En una sociedad marcada por la Revolución Industrial, que dejó un mundo donde lo primordial era la producción y la generación de dinero, se buscó saber cuál era el espacio para las actividades artísticas. Se afirmó entonces que los artistas tenían un don, reservado a algunos privilegiados que llevaban el talento innato en ellos y que las actividades artísticas eran muy valiosas dado que guardaban la esencia del espíritu del Hombre. Así es que los poetas se vieron propulsados en un mundo exclusivo, al cual poca gente tenía la oportunidad de penetrar.

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En aquella época nació Oscar Wilde, que desarrolló muy prontamente su aptitud de gran escritor, siempre en torno a su gran idea de que para un artista, el bien supremo es la belleza. Wilde se volvió entonces, uno de los principales representantes del esteticismo, una figura pública que se hizo inmediatamente famosa y que expuso hasta conferencias sobre las maneras de vestirse, de decorar un ambiente o de elegir una tela. Bobadilla mostró a la audiencia varias fotos del artista, estudiando la evolución de su estilo siempre elegante, hasta llegar a su transformación en un verdadero Dandi. Contó después que, en un intento por adoptar la vida de la normalidad burguesa, el artista decidió casarse con Constance, con quien tuvo dos hijos. Pero el subterfugio se derrumbó, Wilde empezó a tener una doble vida, frecuentando artistas que experimentaban la sexualidad en todos sus aspectos hasta conocer a Lord Alfred Douglas, del cual se enamoró perdidamente. Para él, el joven poeta era la esencia misma de la belleza, al igual que Dorian Gray, su célebre protagonista. El profesor describió una relación apasionada, más bien explosiva y extremadamente intensa, que generó un potente escándalo en la sociedad. Por lo tanto, el padre de Lord Alfred Douglas, que tenía muy malas relaciones con este último, decidió escribir una nota, acusando al amante de su hijo de ser sodomita. Indignado e incentivado por Douglas, Wilde levantó un juicio por calumnia. En aquel momento, empezó una larga agonía. El padre de Lord Alfred Douglas, que se consiguió las correspondencias que mandaba Wilde a su hijo, que las había perdido, las usó como pruebas, exhibiéndolas a la luz.

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Cuando Oscar Wilde perdió el juicio, lo perdió todo. Significó su ruina, la de su prestigio, de su arte y de su vida. La extrema humillación vivida por el artista frente a su ego sobredimensionado no podrá ser superada. Condenado a dos años de trabajos forzados en la cárcel de Reading en Londres, Wilde no recibió nunca visitas o cartas de su querido “muchachito” y, tal como dijo Bobadilla: “Su alma se consumió en la cárcel”. De esta profunda y tenebrosa melancolía, salió la prodigiosa obra de Wilde; “De Profundis”. Una carta de 120 páginas que mezcla el odio con el amor de una manera fascinante y tiene más características poéticas, que las de una mera correspondencia, destinada a su Amor, Lord Alfred Douglas.

Rodrigo Bobadilla, analizando fragmentos de la epístola, dio muchas anécdotas, descifrando un estilo literario lleno de intensidad e intimidad, que permitió a la audiencia saborear aún más la lectura. Lo que resaltó del análisis es que, de una infinita pena, del sufrimiento y del horror de la cárcel, Oscar Wilde – que se volvió un hombre más profundo – alcanzó la Belleza y el Amor, aprendiendo a apreciar hasta un pedazo de pan duro. Al finalizar, el profesor invitó, con mucho entusiasmo, a leer la carta en su totalidad, ante un público removido y fascinado con este testimonio.