I. Como forma de aprehender el mundo
Comprender la poesía como forma de vivir, conocer e interpretar el mundo, la palabra como portadora de esperanza y de asombro. El lenguaje como una entidad viva y gozosa para apreciar el valor de la belleza, de lo vivo, de lo esencial. El lenguaje es vivencia.
II. Como forma de apertura al otro
Comprender el sentido de la palabra en la vida como forma de expresión, como vehículo para llegar al otro con mayor empatía, afecto, complicidad.
III. Como forma de conocimiento de sí mismo
Reconocer la poesía como una forma de conocimiento de sí mismo, apreciando el valor de esta en la búsqueda de la identidad de cada individuo, para fortalecer al ser humano en su diferencia y en su otredad, especialmente, en una sociedad que se articula en base a estereotipos.